Crónicas suicidas

A veces estoy tan harta de todo... tan, tan harta... cuando todo te sale mal, cuando nada ocurre como esperas, cuando la gente te decepciona... o sencillamente cuando nada cambia y todo es más de lo mismo. Una eterna monotonía que parece no tener fin. Te preguntas qué coño estás haciendo aún aquí, porqué todavía no has desaparecido.

Me pregunto qué pasaría. Si muriera. ¿Tardarían varios días en encontrar mi cuerpo? Quizás nadie se daría cuenta, hasta que empezara a apestar y mis vecinos fueran a quejarse a la policía. Irrumpirían en el apartamento destrozando la puerta y tapándose la nariz, y quizás alguno de ellos tendría que salir corriendo para no vomitar ante el olor de la putrefacción, olor de muerte.

Me encontrarían tirada boca abajo en el suelo del baño, el rigor mortis ya habría desaparecido, el cuerpo estaría ya en avanzado estado de descomposición. Me harían un montón de fotos y recogerían todo tipo de muestras, pelos, saliva, flujos... Después alguna alma caritativa me taparía con una sábana y me dipositaría cuidadosamente en una camilla para llevarme al hospital. Allí me meterían en un cajón, a la espera de la autopsia, que concluiría sin lugar a dudas que se trata de un suicidio por envenenamiento.

En el maletero de mi coche llevo siempre un estuche con tres frascos idénticos. En la etiqueta pone Botella de veneno *MORTAL* . Nunca los he usado pero ahí están, esperando el día que decida hacer uso de ellos. Siempre he dicho que ese día me iré sin hacer ruido, sin molestar, sin lágrimas, y sin súplicas. Sin pretender dar pena, sin esperar nada. Me iré sin más. Y no habrá marcha atrás.

Lo único malo es que tarda una semana en hacer efecto, una semana que pasas sufriendo, con un pie aquí y otro allá, presa de una profunda agonía, esperando y esperando a que llegue el momento. Es cruel sí, pero se hizo así por si el paciente cambia de opinión y al final decide vivir. Entonces, alquien puede inyectarle una inyección de adrenalina y voilà! El moribundo vuelve a la vida.

La otra alternativa (que no es mi estilo) sería la muerte por inactividad, que es aún más larga (dos meses, o más exactamente, 66 días), y que suele ser (en general) por descuido. Estoy hablando de esta gente que cada vez está menos activa hasta que al final desaparece, porque ya no encuentran motivación o lo que sea, y no les apetece jugar. Porque al final es eso, los que digan que están "muy ocupados", mienten. Porque sí encuentran tiempo para leer el correo electrónico, buscar las últimas noticias en internet o bajarse canciones y películas. Nuestro mundo azul, como algunos lo llaman, no consume mucho tiempo si realmente no quieres dedicárselo. Con entrar una vez al día durante 5 minutos es suficiente.
Así que, si realmente tu intención es morirte, creo que es mejor ingerir veneno. Más radical pero más efectivo y desde luego más "rápido", si lo comparamos con esos dos meses. Es mejor cortar de raíz que ir apareciendo una vez al mes, total para volver a desaparecer otra vez.

Y hablando de difuntos, mañana es el día de los muertos, así que si alguien tiene ganas de descargar tensión, ya puede ir recogiendo la escopeta y la motosierra y coger el primer avión para Londres.

MAPA DE LA CRIPTA

|